14.5.10

Un instituto suspende las clases ante la actitud violenta de un alumno y de sus padres

Lo llamativo de la noticia, además de que la actitud violenta no es exclusiva de un chaval sin dos dedos de frente, pues están involucrados los padres, es la afirmación escalofriante del alcalde del Excelentísimo Ayuntamiento de Castalla, según quien la Consejería de Educación: "legalmente no tiene competencia para sacarlo del centro".

Europa Press

5 Experimentos:

Ana dijo...

Querido... si quiere material al respecto, se me sale por las orejas.

Pero no deberíamos dedicarnos a estos menesteres... los padres a la cárcel por garrulos y los hijos a trabajar picando piedra. A prueba un curso completo, y luego hablamos. No se me ocurre mejor terapia, estoy del talante y la comprensión hasta más arriba del cimborrio.

Un beso grande, hastiado, rendido ante la triste evidencia de que la vida entera se nos cae a trozos y no sabemos cómo diablos apearla.

We'll survive, supongo.
Muá.

Antígona dijo...

Vaya, esto sí que es un auténtico lavado de cara a tu espacio.

No creo que debiera sorprenderte la actitud violenta de sus padres. A fin de cuentas, estos engendros son fiel reflejo de sus progenitores y del universo creado por ellos en sus hogares. Es a ellos a quienes deberían expedientar, multar o lo que hiciera falta. Tras un niño carente de límites, siempre hay un adulto incapaz de ponerlos, por estupidez, pereza, desidia...

Pero llegará el día en que esa violencia se vuelva contra ellos y el chaval les zurre de hostias. Entonces irán a los juzgados a decir que ya no saben qué hacer con su hijo y que, por favor, alguien les proteja de él.

En fin, lamento ser tan cínica, pero creo, tal y como están las cosas, debería ser preceptivo un certificado de aptitud para poder ser padre o madre.

Un beso!

ybris dijo...

He vivido muchos caso parecidos.
Y lo triste es que no veo más solución que un puesto de trabajo y, si es necesario, impuesto- remunerado dignamente para esos adolescentes.
El mantenerlos a la fuerza en el limbo de un sistema educativo o en un ambiente familiar como tácticas dilatorias es estrellarse contra un muro.
Por eso el sistema actual es el del chiste aquel que decía que el mejor remedio para el catarro es dejar que degenere en pulmonía y tratarlo luego por los medios habituales.
Traducido: dejar que los menores inadaptados y violentos hagan algo gordo e internarlos luego en una institución penitenciaria.
El problema, claro, no se arregla, pero nos los quitamos de encima.

Abrazos.

Joan Torres dijo...

No estoy de acuerdo con culpar a los padres de casi todo lo que estas situaciones provocan. En la mayoría de los casos llegamos a la paternidad como personas inmaduras -en el supuesto de que algún día se sea lo suficientemente maduro como para asumir todo lo que conlleva la paternidad-.
Mi experiencia me demuestra que lo más necesario es tener sentido común. De la mano de él, las cosas, por lo general, van saliendo solas. Con sus más y sus menos, sin duda.
Pero lo que más me preocupaba del artículo que os traje es esa parte final en la que la Consejería de Educación afirmaba no tener competencia para sacar a aquel chaval del centro, y que de esta forma el problema de uno no se convirtiera en el problema de varias decenas de chavales.
Aceptémoslo: los padres somos unos inexpertos a quienes sólo nos queda el método del ensayo-error, el sentido común, quien lo tenga, y mucha dosis de autocontrol. Pero lo que es inaceptable es que quienes nos gobiernan dejen pasar los años sin adoptar decisiones valientes, sin lograr un consenso entre los partidos, y abocando a miles de jóvenes a pasar los próximos cincuenta años en un infierno de frustración.
Pensadlo: si son tres mil los niños en esa situación, multiplicándolo por una media de cincuenta años de amargura de cada uno de ellos, volcamos al universo la escalofriante cifra del equivalente a 15.000 años de frustración y amargura que competirán con quienes luchamos por ennoblecer nuestra parcela de Universo.

Ana dijo...

Bueno, he releído la noticia y creo que no hemos interpretado bien, porque quien no tiene competencias para sacarlo del centro es el propio centro, pero sí que la Consejería ha iniciado algún procedimiento al respecto.

Matizaré mi agrio comentario:

Al hilo de su propuesta de sentido común, le diré que es el menos común de los sentidos y aún así estoy completamente de acuerdo con su argumentación: con dos dedos de frente y un poco de buena voluntad se puede educar a un hijo.
Educar a un hijo supone prepararlo para vivir en la comunidad a la que pertenece, y eso supone disfrutar de unos derechos que DEBERÍAN EMANAR de haber cumplido con las obligaciones que esa comunidad nos impone (nos imponemos para no comernos el hígado entre nosotros).

Los padres suelen consentir a los hijos determinados comportamientos en un supuesto interés por que el niño no sufra, no se frustre, no se enfade... y acabamos convirtiendo a los hijos en unos monstruitos de agárrate... y como muestra usted nos trae este botón, pero hay millones de modalidades y variantes.

Una escuela de padres forzosa para estos señores, un poco de asertividad para educar y aprender a comunicarse, y el niño, si no le ponemos a picar piedra, pues le damos un curro para que vea por dónde van los tiros... quid pro quo, si quieres pasta, PENCA. Si quieres aprobar, ESTUDIA, si quieres que te traten bien, TRATA BIEN... derechos y deberes.

Trascendiendo a los vergonzantes políticos que tenemos, de uno u otro signo, la educación se tiene que dar en casa. En el colegio y en el instituto, ENSEÑANZA, que es otra cosa muy diferente e imposible de impartir si no venimos con los cimientos fundamentales bien "assolits" de casa.

Y no olvidemos que nuestros hijos son especiales, sí, pero para nosotros. En los colegios, todos los alumnos son IGUALES y perfectamente diferentes. Esto es lo que más duele.

Espero que ahora parezca menos nazi, aunque tampoco me preocupa mucho.


Un besazo.

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