23.4.07

Apadrinar una palabra

Nuestra sociedad, tan tecnológica, tan telecomunicativa, está llevando al idioma –a cualquier idioma- a una rapidísima degradación. Algunos dirán que es evolución. Lo que está claro es que entre mensajes de móviles, "chats" de Internet, falta de preparación en las escuelas y la pereza natural de todo hijo de vecino, cada día escribimos peor. Muchas palabras y expresiones se están perdiendo para siempre. Nos preocupamos mucho por las especies animales en vías de extinción, no me parece mal, pero deberíamos analizar qué palabras dejarán de formar parte de nuestro vocabulario, seguramente para siempre.

La Escuela de Escritores ha emprendido una interesante iniciativa: apadrinar palabras “en vías de extinción o, para predicar con el ejemplo y rescatar del desuso el término exacto que las designa, palabras obsolescentes.” En “Cien años de soledad” leíamos: “El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.” Si sigue esta tendencia a eliminar vocales por economizar, a utilizar la “k” en lugar de nuestra querida y quizá quejumbrosa “q”, llegará un día no muy lejano en el que nuestros nietos deban salir a la calle con un palo para poder señalar las cosas.

Yo me decidí por “zafar”, un bellísimo verbo con nueve significados en el diccionario de la RAE. De poco le sirvió su extensa polisemia, pues tiene los días contados.

Pero al dar un repaso al inventario de palabras apadrinadas, uno se encuentra con algunas tan evocadoras como: abalorio, acicalar, alberca, bagatela, brizna, cinematógrafo, catecúmeno, cáspita, haragán, linotipista, lupanar, naranjada, palangana, palíndromo, paupérrimo, puñetas, zagal, zahúrda, zalamero…

No creo que la labor que han emprendido frene la desaparición de todas ellas, pero el simple hecho de que me hayan dado un motivo para escribir estas líneas y el que en ellas aparezcan algunas de sus palabras, hace que para mí, su esfuerzo, ya haya valido la pena.

3 Experimentos:

Anuk dijo...

Me encanta la expresión "cáspita", yo la uso, así que creo que la estoy amadrinando

Joan Torres dijo...

Es realmente deliciosa la palabra "cáspita". Tiene un nosequé anacrónico...

El otro día una amiga me regaló una palabra maravillosa: "Tenguerengue"

Joan Torres dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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