30.7.07

Me buscas.


Sí: tú me buscas.
Tú me oteas, escucho tu jadear caliente,
tu revolver de bestia que se hiere en los troncos.
(Dámaso Alonso)


Te sé escondida en la noche, entre las garras de tu soledad oscura, leyéndome. Yo te percibo. De alguna forma extraña te percibo. Oigo este ir y venir tuyo, con la inquietud de la madre del ajusticiado, horas antes de que la soga deje de tensar la espera.

Te mueves silenciosa, casi muda. Cuando -agotado de luchar contra mi insomnio- por fin me duermo, desvencijas los cerrojos que protegen mis deseos, introduciéndote en su madriguera. Y te mueves impune caminando entre ellos, hurgando en mis escritos, removiendo en mis cajones, buscando no sé qué que yo te escondo.

Luego, con el sol, al despertar, percibo aún caliente y húmedo tu olor de hembra. Y soy yo, entonces, quien te busca.

7 Experimentos:

Lunarroja dijo...

Buscar para encontrar.
Siempre genial.

Antígona dijo...

Es la estrategia del seductor: buscar para acabar siendo buscado, cercar para despertar la curiosidad y el deseo de la pieza a conquistar. Así de frágiles somos.

Alguien dijo que el deseo es siempre el deseo de otro. Probablemente sea cierto.

Un beso

Ana dijo...

Suena a desencuentro, como en Lady Halcón.

Cuide su insomnio.

Un beso.

Anónimo dijo...

Impecable

Joan Torres dijo...

Gracias, V.

Anónimo dijo...

No soy "V"
:-)

maite dijo...

precioso!!!

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