13.6.07

La librería La Tralla.

La librería La Tralla de esta honda ciudad es un cálido rincón en el que grupos de dos, tres o hasta cuatro escalones dan paso a diferentes niveles. Se entrelanzan los espacios como en un laberinto. Paredes cubiertas de libros flanquean a quienes la recorremos como Teseos.

Ayer fui con mis hijos de dos años y medio en busca de alguna antología de cuentos de Chéjov. Caminaban con seguridad por sus pasillos. Se paraban ante alguna estantería -imagino que por el magnetismo de los colores- y miraban con atención los libros que la contenían. Parecían proyectos de lector inacabados.

Cogí uno de los puntos de libro impresos con publicidad, nos sentamos en el suelo y, colocando las manos de ambos como si fueran las hojas de un ejemplar diminuto, les expliqué la forma de usarlo para no olvidar dónde había terminado la lectura.

Libros, libros y más libros con mis dos hijos al lado ¿qué más se puede pedir?

19 Experimentos:

gemmacan dijo...

Probablemente nada. Como cualquier otra enseñanza, la del amor por los libros se debe mamar en la infancia.
Buen padre.

ybris dijo...

Un gustazo hablar de libros con los pequeños. Luego de mayores parece que se olvidan pero luego descubre uno que no es así.
Y siente que les ha dejado lo mejor que se les puede dejar.

Un abrazo.

Helena dijo...

Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.

Me acordé de unos versos de Borges... Si quieres completarlos, ya sabes, googlea. De todas formas lo mejor para enseñar a un niño a leer es el ejemplo. ¿Conocen ya las vocales?

Joan Torres dijo...

Quiero. Y completo:

POEMA DE LOS DONES

Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden

Las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines;
yo fatigo sin rumbo los confines
de esa alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el Paraíso
bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.




Nada como el ejemplo, sin duda. Pero no ha de ser el ejemplo por el ejemplo, sino la coherencia quien marque el camino.

Y no, aún no saben las vocales.

Lunarroja dijo...

A veces el cielo está más cerca de lo que creemos...

Anónimo dijo...

El primer llibre que recordo haver comprat amb ganes i gust, va ser la “història d’un cavall” de Tolstoi. Aquell dia jo badava per la Tralla contemplant les portades dels llibres per a joves (jo era adolescent llavors). Acostumat a devorar llibres d’aventures i de ficció, em vaig ensopegar amb aquesta petita joia. A més a més, les il•lustracions el convertiren en una llaminadura anhelada . El vaig comprar i el vaig llegir. El vaig tornar a llegir. I em va colpir. Aleshores vaig comprometre’m a una cosa: que fins que jo no fos gran, no me’l tornaria a llegir. Des de llavors el tinc endreçat a un prestatge, ben localitzat. Ha passat el temps. A la Tralla hi he continuat fent excursions, he explorat els seus racons i raconets. Però el llibre no l’he tornat a obrir. A voltes em venen ganes de treure-li la pols i de tornar a repassar el seu contingut, com a mínim de gaudir de les seves imatges. Però, quan arriba el moment, em reprimeixo. No m’atreveixo. Me n’estic adonant de que no vull acceptar que hagi arribat el moment adequat. I això que demà faré 43 anys.

Josep-Ramon

Leuma dijo...

Estupenda enseñanza a los "pequeños imitadores", sólo encontré un punto más de placer: cuando ellos te leen los libros a ti y observas con orgullo como se desarrolla su mente lectora

Anónimo dijo...

Yo pido algo más...
haber estado alli para compartirlo ocn vosotros y si eso es mucho pedor... por lo menos haberlo visto¡¡¡

LiLuh dijo...

Hola, he visto tus comentarios en mi blog, no se si encontraste mi blog por casualidad pero, en cualquier caso, me alegro de que así haya sido, porque tu blog es genial. Me seguiré pasando por aquí. Un beso.

Joan Torres dijo...

La cuestión no creo que sea qué edad es la conveniente para hacer según qué cosas. Creo que más bien radica en si debemos hacerlas. En si debemos volver a aquel lugar del pasado, a aquel libro de nuestra infancia.

Nuestra memoria los mantiene intactos, pero la realidad, ésa puede ser más cruel de lo que esperábamos.

Anónimo dijo...

gracias por tu visita...y por mostrar tu blog...me gusta.
Saludos

adictaacruzarenrojo dijo...

Realmente nada más...nada porque hay cosas que cuando llegan a un punto (casi infinito) no se pueden mejorar.
Lindo texto amigo, lindo...
Un beso rojo para los 3 sedientos de letras.

AnA dijo...

Hijos y libros regalando vida....una librería es un acto de generosidad.
Me encantó el post...
besos
AA

Carz dijo...

A menudo confundimos la parte con el todo.

¿Qué más se puede pedir?

En ese momento, nada; es la parte que forma el todo. Pero estoy seguro de que sigues pidiendo, que sigues anhelando, porque la parte no siempre cubre el todo.

Cuando era joven mi novia me preguntó si necesitaba algo más que nuestro amor y le contesté sin dudar demasiado: "Sí, eres una condición necesaria, pero no suficiente, para nuestra felicidad"

Pasaron los años y esencialmente sigo pensando lo mismo. Aquella mujer ya no es mi novia, hace muchos años que no lo es, pero mantenemos una relación cordial, incluso de amistad, podría decirse.
¿Qué más se puede pedir?

Pero tú sabes la respuesta.

Joan Torres dijo...

Touché.

Anónimo dijo...

Proyectos de lector inacabados, Teseos sin Ariadna... Tú siempre esperando la mínima oportunidad para llenarnos de poesía.

Besos orgiásticos.

Alice ya no vive aquí dijo...

No hay nada como ser capaz de transmitir la pasión y el disfrute por la lectura de padres a hijos.

A mi madre no le agradeceré nunca lo bastante que me abriera el mundo de las letras y me dejara perderme en él desde que era una niña, como quien se adentra en un laberinto de redes del que sabe que no querrá volver a escapar :-)

Y allí sigo...

Un abrazo

Sergi Bellver dijo...

Le agradezco la vida, qué más puedo hacer, y hasta los sinsabores, que me forjaron más fuerte y apátrida, casi. A mi padre, que a él me refiero, además de haberse levantado de lunes a viernes a las cinco de la mañana para que comiéramos todos, le agradezco también algunas agujas en el inmenso pajar de los errores. Pero demonios, ahora que lo pienso, cuánto camino me hubiera ahorrado y dónde estaría yo ahora, si mi padre me hubiera llevado de pequeño a comprar una antología de Chéjov...

Qué bello que siembres esas semillas en tus semillas.

Un abrazo.

Hipatia dijo...

Tuve poco afecto de niña, aunque muchos y buenos libros a mi alcance que me sirvieron de almohada.
Puse a mis hijas mucho amor y libros en su cuna y ahora también duermen con ellos (y muy cerquita de mí).

"Parecían proyectos de lector inacabados"... Bravo, Joan.
Te aplaudo.
Un beso desde la Enterprise.

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