En el cinco
las puertas se abren de cuando en cuando para recoger nuevos viajeros
el camino de regreso a casa está jalonado de semáforos, de nostalgias y de cansancio.
De vez en cuando Sole se acaricia el codo recordando que debería operarse
ay, si tuviera algo de tiempo...
o no podrá seguir estrujando las fregonas de escalera en escalera, por los portales de Madrid.
Mira por la ventana y sólo ve el interior iluminado del autobús, que se refleja en el cristal.
Y allí, sobre las fachadas de Recoletos, duerme el estudiante del asiento de al lado.
3 Experimentos:
"Sole"... el tercer verso de tu trilogía de la soledad.
Bello, aunque triste homenaje para todas las Soles fregadoras de escaleras. (Y de paso a los cansados estudiantes que se duermen en el autobús).
Me ha gustado mucho... saludos!
Los reflejos suelen tener algo de poético.
Sole también.
Me faltó la perseverancia...más estaciones que recorrer y más paradas.
Olimpia
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