Suelo ser yo quien despierta, para ir a la escuela, a los niños. Tienen tres años, el dormir profundo y la respiración pausada. Cada mañana un olor a sándalo me da la bienvenida a la oscuridad brillante y nítida en la que aún flotan sus sueños. Enciendo una lamparita de luz escasa y me asomo, parapetado por las barandillas, a sus camas. Alternativamente.
Joan suele sorprenderme con alguna postura inverosímil. Raimon no; él es más ordenado y metódico, rara vez está fuera del edredón que le cubre, mientras que en los deditos de loza dormita su muñeco.
Por norma me acerco primero a Joan, froto su cabello rizado con suavidad mientras pronuncio de forma casi imperceptible su nombre. Cuando un leve movimiento de su hombro me hace saber que va recuperando parte de la consciencia, voy hasta su hermano y comienzo a masajearle la espalda. Y así, durante unos breves momentos, de uno a otro, soy testigo de su despertar sagrado.
Esta ceremonia alcanza su plenitud cuando veo sus bracitos desperezarse, arquean la columna, y giran la cabeza con la lentitud del hipopótamo. Abren entonces sus ojos negros mirando a su alrededor, como si indagaran en la infinitud del universo. Luego, según qué viento sople, o bien sonríen y extienden hacia mí sus manos, como un santo y seña que me avisa de que no hay peligro, de que podemos fundirnos en un abrazo e iniciar la jornada, o si lo que sopla es la enrevesada tramontana, sé de antemano que cientos de dioses enanos aunarán sus fuerzas en una lucha parricida; preparo mi paciente escudo, empuño mi mejor sonrisa y me dispongo para la batalla.
15 Experimentos:
Así dan ganas de despertar.
(Me alegro por el despertar de tus hijos).
Saludos.-
Desde que puedo recordar he sido -cosas del vicio de madrugar- siempre un inveterado despertador de todos.
Mis hijos hace ya mucho tiempo que se despiertan solos, pero recuerdo cuando los despertaba como tú cuando eran pequeños para llevarles al colegio e iniciarles en la mañana.
Preciosas palabras hoy las tuyas para traerme hermosos recuerdos.
Un fuerte abrazo.
Precioso. Qué ternura. Me estoy imaginando a sus pequeños cuando sean mayores y lean cómo papá relataba sus dulces despertares. Le mando un abrazo enormemente cálido. Gracias por contarlo tan lindo; me he emocionado imaginando la escena. Besos desde el cabaretito. Qué suerte de papá tienen Raimon y Joan.
:) me ha pasado como a madame vaudeville... mientras leia imaginaba lo que se emocionaran esos pequeños dentro de un buen puñado de años cuando lean estas deliciosas frases... un regalo precioso.
Qué buen blog. Vengo del de m.vaudeville a curiosear un poco. Qué forma más hermosa de despertar a (junto a) sus hijos. Y de contarlo.
Un saludo.
Precioso, Joan.
Son deliciosos los cachorros de humano.
Me ha encantado.
Un beso desde la Enterprise.
Hace tiempo que no leo algo tan hermoso, de veras.
gracias
ana
No te puedes llegar a imaginar que emvidia tan sana me dás!!!!
Me encantaría poder ejercer tant bien de mama como tú de papa; aunque primero tendre que serlo!!!! Que suerte tienen Joan y Raimon tienen un papa fantástico.
BESOSO Y DULCES SUEÑOS!!!!!
Qué ternura :)
Gracias por el link, me encantó la otra entrada acerca del llanto, dejé ahí mi firma también. Ánimo con la batalla del lunes.
Lo mejor de todo ello es tomar conciencia de estos momentos preciosos, porque ya no se volverán a repetir. Tú has ido más allá dejándolo plasmado en un tierno post. Guárdalo para la posteridad.
Me dan ganas de hacerme papá.
Cuánta hermosura!
Comparto esa vivencia todas las mañanas con mis arbustitos.
Lo primero que hago, antes de despertarlas, es olerlas.
Qué bien huelen los niños dormidos!
Disfrute como loco. Dura menos de lo que quisiéramos.
Un beso.
Cuanta ternura, mi rey. Y que bien contado.
Una preciosidad...
Gracias por regalarnoseste post.
In
No puc dir res més, he arribat massa tard. Ja ho veuràs, els nens es feran nois, però en Joan continuarà embolicant-se amb els llençols i en Raimon seguirà endreçat. I tu continuaràs xiuxiuejant els seus noms cada matí.
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