He retomado mis estudios de filosofía. Intenté inciarlos hace años, a distancia, en una época en la que el alcohol y las drogas resultaron ser más determinantes.
Ahora, cuando miro al sol de cara y tuteo a muchos amaneceres, una necesidad casi ajena me empuja a aprender. Y recorro las páginas con la quietud de un turista viejo.
Y así, sin el apremio de los exámenes, uno puede divagar y perderse, pues es en esos merodeos cuando se descubren ciertas cosas:
La evolución del alfabeto.
3 Experimentos:
Pues la verdad es que es una suerte poder seguir aprendiendo siempre... y sin el agobio de los exámenes. Y que chulo eso de la evolución del abecedario!! A ver si sigues reglaándonos alguno de tus descubrimientos!!!
Un saludo.
El placer de aprender. Estaría genial que ya desde pequeñitos nos inculcaran ese disfrute, pero los exámenes nos inculcan otra máxima bien distinta: que lo importante es la finalidad, y olvídate de disfrutar del camino. :-(
Al menos ahora (a nuestra edad, quiero decir) ya somos un poco más libres para elegir.
Genial el enlace.
Besos.
Excelente método de iniciar el disfrute de la filosofía.
Nada mejor que empezar contemplando la evolución del alfabeto.
Yo tuve un profesor que empezaba por el alfabeto cuneiforme antes del fenicio.
Viva el placer de saber sin que nadie nos evalúe fuera de nosotros mismos.
Abrazos.
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